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junio 25, 2007

Palabras, palabras, palabras.

Las palabras son como el aire que respiramos.
Ahí están, sin que nos demos cuenta de su presencia.
Vivimos envueltos en aire y en palabras.
Aspiramos y expiramos el aire continuamente.
Recibimos y emitimos palabras continua y mecánicamente.
Pero cuando el aire se enrarece, se vicia, se contamina, entonces nos lloran los ojos, nos molesta la garganta, la salud se complica, se altera, se deteriora.

Cortina Izeta, Jesús María, Identidad, identificación, imagen, Comunicación total, México, 2006, p.23

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